No hay evidencias de que exista un «algoritmo» que modifique los resultados de los comicios presidenciales de Colombia del próximo 19 de junio y los «softwares» que se utilizan en el escrutinio son para asistir en la automatización de los resultados oficiales, pues el recuento de las papeletas lo hacen manualmente las mesas de votación.
Usuarios en redes sociales siembran sospechas sin pruebas desde hace meses sobre el «software» de las elecciones presidenciales en Colombia, y, tras la primera vuelta el 29 de mayo, se multiplicaron los que defendían que existió una manipulación de su «algoritmo«.
EFE Verifica recibió además una consulta por su canal de WhatsApp sobre un audio que asegura que el candidato izquierdista Gustavo Petro no superó el 50 % de los votos en primera vuelta porque un «algoritmo que tiene el software le puso un techo»,y el mismo va a impedir que en el balotaje pase «de los 8,5 millones de votos».
El hombre anónimo afirma en el audio que Petro va a perder este domingo contra su oponente, el populista Rodolfo Hernández, si no se elimina «el algoritmo del software de la Registraduría».
¿CÓMO FUNCIONAN LOS «SOFTWARES» ELECTORALES?
No existe un «algoritmo» y tampoco un único «software» electoral, sino un código fuente en los distintos «softwares» que se utilizan en la divulgación del preconteo inicial de las mesas de votación, sin valor jurídico vinculante, y en el escrutinio definitivo, que hasta ahora no han recibido denuncias formales de fraude.
El escrutinio en Colombia no funciona con un solo «software» todopoderoso que lanza un resultado final arbitrario, sino que se erige sobre una cadena de sistemas por donde los resultados viajan desde que se digitalizan y se tipean en las comisiones escrutadoras hasta que el Consejo Nacional Electoral (CNE) los revisa y consolida.
Los «softwares» no cuentan papeletas, pues esa tarea la hacen manualmente los jurados en las mesas de votación, aunque sí asisten en el escaneo y digitación de los formularios E14 que salen de las mesas con el resultado escrito.
Son como calculadoras gigantes que automatizan los resultados y que pasan por varias cadenas de vigilancia.
Además, es incorrecto hablar de un «algoritmo», pues los «softwares» incluyen no solo el código fuente de un programa, sino todo el sistema que permite hacerlo funcionar, como los servidores, el sistema operativo o las bases de datos, según resalta la Fundación Karisma, una ONG especializada en derechos humanos digitales.
La Registraduría, el organismo del Estado encargado de organizar las elecciones, adjudicó un contrato por 300 millones de dólares a la unión temporal de empresas Disproel -en su mayoría compuesta por empresas del grupo Thomas Greg & Sons- y por 12 millones a la empresa española Indra, para que instalaran los «softwares electorales», pero cada una se ocupa de partes distintas del proceso.
LA TECNOLOGÍA DEL PROCESO
La votación y el preconteo son manuales; entonces, ¿cuándo entra en juego la tecnología informática?
Disproel habilita un «software» de divulgación de los resultados del preconteo. El preconteo es un conteo rápido y manual hecho por cada mesa de votación que arroja los resultados que se conocen horas después del cierre de urnas, pero que solo tiene un carácter informativo, sin un «valor jurídico vinculante».
Además, esta unión temporal Disproel también facilita un «software» en la mayor parte del escrutinio, que está en manos de las comisiones escrutadoras de diferentes niveles, compuestas por jueces, notarios y registradores, y que cuentan con el acompañamiento de observadores internacionales y testigos de cada organización política.
En la comisión más baja, en el nivel auxiliar o zonal, los jueces y notarios escanean los formularios de las mesas de votación e introducen los resultados al sistema. Las siguientes comisiones son las municipales y después las departamentales. Se trata de una carrera de relevos, en la que cada comisión recibe y automatiza los resultados del nivel anterior, hasta que llegan al último peldaño, cuando el CNE verifica y consolida el resultado nacional, semanas después de los comicios.
El «software» de Disproel se instala localmente en los computadores de las comisiones escrutadoras para asistir en el escaneo de los formularios de las mesas de votación y en el tipeo de los resultados.
En cambio, el «software» de Indra se utiliza solo en la cúspide del proceso, cuando los magistrados del CNE verifican los resultados automatizados de las comisiones escrutadoras anteriores y responden a reclamaciones.
El sistema de Indra consiste en un sitio web disponible en un servidor remoto que pasa a ser propiedad del Estado y al que solo pueden acceder de forma completa los magistrados del CNE desde el recinto ferial de Corferias, según Karisma.
¿QUÉ GARANTÍAS HAY?
«En cualquier caso, el proceso electoral permanentemente deja registros en papel, tanto los votos en papel como los formularios de los jurados de la mesa de votación son en papel, se escanean y quedan en la página de la Registraduría», explica a EFE Verifica por teléfono Pilar Sáenz, coordinadora del laboratorio de seguridad digital y privacidad de Karisma.
«Hay posibilidades de reconstruir parte de lo que pasó con los resultados de las votaciones, lo que da realmente confianza en el sistema», añade la experta.
Otros mecanismos de vigilancia son las copias de los «softwares» congelados antes de usarse cifradas y almacenadas con contraseñas que tiene la Registraduría, la Procuraduría e instancias de control, así como unas copias forenses de cada uno de los computadores de las comisiones escrutadoras y también las reclamaciones que se pueden hacer a estas comisiones para que revisen si hubo modificaciones de votos.
EXIGENCIA DE UNA AUDITORÍA INDEPENDIENTE
A pesar de que no hay pruebas de un fraude en los «softwares», distintas organizaciones ciudadanas sí han criticado la falta de una auditoría independiente de la tecnología utilizada que haga públicos sus resultados.
La Registraduría contrató una auditoría externa a la empresa JAHV McGregor, pero las organizaciones denuncian que sus resultados no son públicos.
«Al no haber una auditoría externa independiente, como se ha hecho en países como México o Brasil, se mina la confianza en ese proceso, porque no hay quien garantice que los diferentes ‘softwares’ estén funcionando adecuadamente y eso alimenta esas teorías locas de fraude», enfatiza Sáenz.
EFE Verifica preguntó a la Registraduría sobre estas cuestiones, pero a la fecha de publicación no había contestado.
Desde Indra, por su parte, insisten en que hay cinco veedurías internacionales vigilando el proceso, como la Organización de los Estados Americanos (OEA), y si hubiese habido alguna irregularidad ya se habría conocido, si bien no han recibido en todo caso ninguna demanda o notificación, tampoco desde los veedores de los partidos.
En resumen, no existe un «algoritmo» y tampoco un único «software» electoral, sino un código fuente en los distintos «softwares» que se utilizan en la parte del preconteo inicial de las mesas de votación, sin valor jurídico vinculante, y en el escrutinio definitivo, que hasta ahora no han recibido denuncias formales de fraude.
FUENTES:
Pilar Sáenz, coordinadora del laboratorio de seguridad digital y privacidad en Fundación Karisma.
Indra Sistemas.
«El preconteo o conteo rápido de mesa», Registraduría de Colombia.
«Segundo Informe de Observación Electoral: primera vuelta presidencial Colombia 2022″, por Fundación Karisma.
Hilo: ¿Cómo se cuenta tu voto?, por Fundación Karisma.
Informaciones de EFE.