La senadora refutó la teoría de Paloma Valencia, que asegura que el problema de Colombia es el narcotráfico
La senadora por el Pacto Histórico, María José Pizarro, contestó a un trino de Paloma Valencia, senadora del Centro Democrático, en el que esta asegura que el narcotráfico ha sido la causa de la violencia colombiana.
“No, Senadora. El origen de la violencia en Colombia son la profunda desigualdad y la tenencia de la tierra, el narcotráfico vino después. Nuestra tragedia es que tanto la violencia y el narcotráfico se alimentan y crecen en esa desigualdad jamás superada. Esa es la prioridad”.
RedCheq califica la afirmación de Pizarro como verdad. Aunque expertos y estudios en Colombia han señalado varias situaciones como las causas del conflicto y de la violencia en el país y es una discusión que no se ha cerrado, los documentos y el experto consultados para este chequeo coinciden en que el narcotráfico es un ingrediente que llegó a sumar al conflicto armado.
Le preguntamos a Pizarro y a su equipo de prensa en qué fuente basaba su afirmación, pero hasta el momento de publicar esta nota no había respuesta.
El informe ¡Basta Ya!, del Centro Nacional de Memoria Histórica, CNMH, señala que “la apropiación, el uso y la tenencia de la tierra han sido motores del origen y la perduración del conflicto armado”. Indica, además, que varios informes ilustran la convergencia entre la guerra y el problema agrario (despojos violentos, concentración ociosa de la tierra, usos inadecuados, colonizaciones y titulaciones fallidas), y agrega que “a los viejos problemas se suman otros nuevos, que muestran las dinámicas inauguradas por el narcotráfico, la explotación minera y energética, los modelos agroindustriales y las alianzas criminales entre paramilitares, políticos, servidores públicos, élites locales económicas y empresariales, y narcotraficantes”.
El ¡Basta Ya! indica además que la guerra también puede ser interpretada como un asunto de precariedad y debilidad de la democracia. “Esta precariedad tiene sus expresiones históricas en las características autoritarias que han marcado el régimen político colombiano, en los pactos excluyentes orientados a garantizar la permanencia y alternancia en el poder de los partidos tradicionales y de las élites, cerrando las posibilidades para que fuerzas disidentes, alternativas y opositoras participen de los mecanismos y escenarios donde se ejerce el poder político y se tomen las decisiones que conciernen al conjunto de la sociedad. El cierre de oportunidades legales ha sido uno de los argumentos aducidos como justificación de la opción armada”.
En igual sentido señala Darío Villamizar, politólogo e investigador con especialización en acción sin daño y construcción de paz. Él le explicó a RedCheq que antes de que llegara el narcotráfico en Colombia había un conflicto político. “El asesinato de Gaitán en 1948 exacerbó la violencia entre liberales y conservadores y puede ser considerado el origen del conflicto”.
Recordó que el Frente Nacional, en los años 50, buscó resolver la confrontación liberal-conservadora, pero cerró las opciones a otras orillas políticas.
Pero también señaló que el problema de la tenencia de la tierra causó los primeros levantamientos armados de campesinos liberales, conservadores y comunistas de los años 50.
A este panorama se sumó un desplazamiento masivo del campo a las ciudades en los 60 y 70 debido a la pobreza extrema, lo que le sumó causas sociales al conflicto.
Villamizar indicó que las primeras expresiones de narcotráfico en el país aparecieron con el tráfico de marihuana, lo que se conoció como la bonanza marimbera, después de lo cual surgieron los grandes cultivos en los 70 y 80, y, en los 90, tomaron fuerza la producción de cocaína y los carteles de la droga.
En el libro Guerreros y campesinos. Despojo y restitución de tierras en Colombia, Alejandro Reyes Posada, coincide en que el narcotráfico es un ingrediente posterior a problemas sociales que ya existían en el país. “Los narcotraficantes han surgido como poderes locales en un escenario previamente constituido de conflictos sociales y luchas armadas, que forman un sistema dinámico e impredecible. El choque violento ha sido resultado de las nuevas relaciones que los narcotraficantes impusieron con dinero y armas al Estado, a la población y a las guerrillas”.
Reyes Posada explica el efecto que ha tenido en el problema agrario en Colombia el hecho de que los narcotraficantes hayan comprado tierras. “En primer término, ha contribuido a elevar los niveles de concentración de la propiedad en pocas manos, con el consiguiente aumento del desplazamiento de campesinos a frentes de colonización y ciudades. En segundo término, ha sobrevalorado las tierras, desestimulando con ello el ingreso de empresarios agrícolas y ganaderos al mercado. En tercer término, ha financiado la vinculación de las estrategias públicas y privadas de contrainsurgencia, que les disputan dominios territoriales a las guerrillas y aterrorizan a la población rural, aumentando los niveles de violencia. Por último, ha reforzado una pauta ineficiente de destinación de las mejores tierras del país a la ganadería extensiva , en perjuicio de la agricultura y los bosques”.
Hay que recordar, además, que desde su nacimiento, la exguerrilla de las Farc, el movimiento insurgente más grande del país, reivindicó los derechos de los campesinos a tener tierra para trabajarla, como lo expusieron en el Programa agrario de los guerrilleros, publicado el 20 de julio de 1964 y donde, básicamente, piden la redistribución equitativa de la tierra y la garantía de los derechos de la población campesina en Colombia. Es decir, uno de los principales motivos que los llevó a tomar las armas fue la posesión de la tierra y la desigualdad.
Precisamente, el Acuerdo Final que lograron el gobierno colombiano y las extintas Farc en 2016 tiene como primer punto una Reforma rural integral. “Que a juicio del Gobierno esa transformación debe contribuir a reversar los efectos del conflicto y cambiar las condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio. Y que a juicio de las FARC-EP dicha transformación debe contribuir a solucionar las causas históricas del conflicto, como la cuestión no resuelta de la propiedad sobre la tierra y particularmente su concentración, la exclusión del campesinado y el atraso de las comunidades rurales, que afecta especialmente a las mujeres, niñas y niños”, indica el Acuerdo.
El segundo punto de ese Acuerdo es sobre participación política, un punto que, como ya habíamos mencionado, señala el Basta Ya como otra razón del conflicto armado. El Acuerdo también incluye un punto sobre el asunto de las drogas, el cuarto, pero no es gratuito que los dos primeros sean los anteriormente mencionados, pues son considerados entre las principales razones del conflicto armado.
No es simple cuestión de perspectiva
Pizarro no fue la única que le contestó el trino a la senadora Valencia, Petro también reaccionó asegurando que el gran problema de Colombia es la desigualdad heredada de la esclavitud, de lo que, según él, se derivan problemas como la guerrilla y el narcotráfico.
“Petro sabe que el gran problema está en la desigualdad, que eso lo diga el presidente es supremamente importante. Reconocer las causas objetivas del conflicto es importante porque tiene que llevar a soluciones objetivas”, concluyó Villamizar.
La discusión de estas tres figuras en Twitter no es menor, pues intercambian visiones sobre un tema trascendental para el país y, como bien señala Villamizar, tener claras las causas del problema es vital para solucionarlo.
En el documento Análisis de histórico del narcotráfico en Colombia Álvaro Camacho Guizado aporta un nuevo elemento de análisis sobre la relación violencia- narcotráfico. Afirma que si bien entre los múltiples problemas que suscita el narcotráfico en la estructura social colombiana en la historia contemporánea, el principal es el de la violencia, algunas economías informales o clandestinas pueden subsistir pacíficamente a pesar de su ilegalidad, así que el hecho de que sea ilegal no la convierte en una práctica violenta necesariamente.
“La violencia del narcotráfico se activa, tanto a partir de sus continuidades históricas, como de las condiciones sociales específicas que asume en Colombia y la manera como se relaciona con el Estado colombiano y con la lógica del mercado mundial; esa violencia se adiciona, se superpone e interactúa con las otras violencias que campean en la sociedad colombiana en lo político, lo económico, lo privado, lo familiar, y en sus múltiples expresiones se manifiesta tanto desde la actividad como contra ella”.
Aunque no hay una última palabra que señale las causas del conflicto armado en Colombia, las fuentes consultadas para este chequeo coinciden en afirmar que el narcotráfico es un factor que llegó a sumar a otros que ya existían en el país.