La Representante a la Cámara relacionó dos datos que no se pueden comparar a la ligera, pues no obedecen al mismo contexto.
En una intervención en la Cámara de Representantes, la congresista María Fernanda Carrascal aseguró que: “en este país 14 millones y medio de personas se consideran campesinos o campesinas, y de esas personas el 68% de las mujeres están empobrecidas”. Las declaraciones se dieron en medio de uno de los debates para la aprobación del acto legislativo que reconoce al campesinado como sujeto de especial protección constitucional.
Luego de consultar varias fuentes, calificamos las declaraciones de Carrascal como discutibles, pues el número de personas que se consideran campesinos en el país es un poco mayor al que ella menciona. Además, relaciona ese dato, que es nacional, con uno de pobreza rural femenina mundial, cifras que se no se pueden comparar a la ligera, pues no obedecen al mismo contexto.
Al preguntarle sobre la fuente de estas cifras, Carrascal indicó que las tomó de la última Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) que realiza el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).
La más reciente GEIH, que corresponde al trimestre agosto- octubre, dice que hay 15.554.000 personas mayores de 15 años que se identificaron como campesinas. Un millón de personas más que lo que asegura Carrascal.
Posterior a la primera consulta sobre la fuente de las cifras, el equipo de Carrascal le admitió a RedCheq que se equivocaron con la cifra de 68% de mujeres empobrecidas y que ese dato viene del documento “Fomento de la autonomía de la mujer en la economía rural”.
Dicho documento dice que “aproximadamente el 68 por ciento de las mujeres trabajadoras inmersas en condiciones de pobreza extrema ejercen su actividad en el sector agrícola”. Aunque la frase no lo precisa, el contexto del documento indica que esta cifra se refiere a la población mundial de mujeres trabajadoras.
En este punto Carrascal también es imprecisa, pues la cifra no se refiere al contexto colombiano, sino al mundial, por lo que ambos datos relacionados en la frase no se pueden comparar a la ligera, pues no obedecen al mismo contexto.
RedCheq encontró que en el documento “Situación de las mujeres rurales desde las estadísticas oficiales” dice que “para 2021, en las zonas rurales el 33,7% de la población que habita en hogares con jefatura femenina se encontraba en situación de pobreza multidimensional, siendo 3,8 puntos porcentuales superior al porcentaje entre la población en hogares rurales con jefatura masculina y 19,3 puntos porcentuales mayor al de la población que habita en hogares con jefatura femenina en las zonas urbanas”.
Para Enrique Herrera Araújo, abogado experto en tierras y desarrollo rural, quien ha trabajado con entidades como la Agencia de Renovación del Territorio (ART) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), en el campo las mujeres son prisioneras de una sociedad patriarcal que tiene roles definidos donde la carga de cuidado la tiene la mujer. “La inmensa mayoría no tiene tierras, no las tienen debidamente tituladas, o solo tienen pequeños lotes lo cual dificulta mucho que sean autónomas económicamente. Mientras las mujeres no sean protagonistas económicas por derecho propio tampoco estarán en condiciones de buscar el control real sobre sus vidas, sus cuerpos y sus decisiones”, dice el experto, quien agrega que “las mujeres se enfrentan a obstáculos adicionales en términos de acceso a tierras, créditos y asistencia técnica, que terminan aumentando la brecha de desigualdades tanto en términos de productividad, como sociales, con los hombres y con las mujeres en las ciudades.
Para combatir las brechas de desigualdad de género, Herrera considera que se debe comenzar por reconocer las condiciones específicas de las mujeres en el campo a la hora de implementar políticas y programas de desarrollo rural, pues si esto no se hace, las acciones que se tomen pueden reproducir los sesgos de género y discriminación contra las mujeres, además resaltó la importancia de dar prioridad al acceso efectivo y mayoritario de las mujeres a la tierra, el crédito y la asistencia técnica.