Un representante a la Cámara por Caldas llamó la atención sobre la gravedad del asunto, pero líderes afros explican que es aún más complejo que el aumento de denuncias.
El representante a la Cámara por Caldas y exalcalde de Manizales, Octavio Cardona, publicó en su cuenta de Twitter lo siguiente: “Inaceptable que en el país hayan aumentado los casos de racismo, 1.143 denuncias van durante 2022, cuando en el 2021 fueron 583. En Colombia falta mucha educación, cultura y solidaridad. La discriminación es la única arma que tienen los mediocres para sobresalir”. Cardona retoma un tema que viene siendo coyuntural desde la campaña presidencial de este año en Colombia por los ataques a la ahora vicepresidenta, Francia Márquez.
Calificamos la afirmación de Cardona como verdad, pues corresponde con las cifras reportadas por la Fiscalía General de la Nación, entidad que maneja las denuncias al respecto. RedCheq consultó con el Ministerio del Interior, en donde hay un observatorio que le hace seguimiento a asuntos como el racismo, pero dijeron que no tenían cifras actualizadas. Además, consultamos con varias organizaciones de la sociedad civil, pero no pudimos encontrar cifras alternativas sobre racismo.
Al consultar con el equipo de prensa del Representante nos remitieron como fuente de los datos un artículo del medio Infobae que se basa en datos de la Fiscalía General de la Nación.
De la oficina de prensa de la Fiscalía nos mandaron una imagen que corrobora las cifras publicadas por Cardona.
Para Ray Charrupi, fundador de Chao Racismo, una iniciativa que busca transformar las prácticas excluyentes socialmente aceptadas, el aumento de las denuncias por racismo se explica en que las víctimas, la mayoría población afro, tienen ahora un mayor conocimiento de la ley que penaliza la discriminación racial. Pero resaltó que en 10 años de la aplicación de esa ley, la 1482, no ha habido una sola condena por racismo.
Según Charrupi, el sistema judicial sigue siendo racista y por ende, permisivo con ese delito. Aseguró que un policía que presencia un acto racista no siente que lo sea, entonces no captura, ni al fiscal le parece que sea un delito que haya que probar, ni al juez le parece que sea un acto sancionable, entonces la norma no está siendo eficaz. “Si el sistema judicial en Colombia no se vuelve sensible al racismo, la impunidad va a seguir”, aseveró.
Datos de la Dirección de Asuntos para Comunidades Negras, Afrocolombianas, Raizales y Palenqueras, del Ministerio del Interior, muestran que entre el 2012 y el 30 de junio de 2018 (cinco años y medio) se registraron 126 casos y que se presentó un pico de casos en 2015, luego de lo cual hubo un descenso. Además, que hasta el 2016 la discriminación racial afectaba notablemente a hombres y en los años siguientes se produjo un ascenso en casos de discriminación contra las mujeres.
En el artículo de Razón Pública El racismo y la discriminación racial en Colombia, de Pastor Murillo, quien fue vicepresidente del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial de Naciones Unidas, se señala que aunque existe la tendencia a pensar que el racismo se ha exacerbado en el mundo, la realidad es que ya no puede esconderse después del efecto desproporcionado que, según él, tuvo la pandemia de Covid sobre la población afrodescendiente, situación que “mostró las desigualdades estructurales en nuestros países” y el asesinato de George Floyd, que “produjo una agitación en la conciencia colectiva global, favorecida por la comunicación digital, que permitió que los hechos se conocieran en tiempo real”.
Sandra Arizabaleta, representante legal de la Fundación Afrodescendientes por las Diversidades Sociales y Sexuales, le explicó a RedCheq para el especial Racismo: un flagelo develado en la política colombiana que los discursos racistas son rentables porque hay un público que resuena con ellos. “Se podría pensar que si hoy una persona manifiesta abiertamente su racismo va a recibir rechazo de parte de la mayoría de la sociedad y terminaría siendo señalada. Pero no, los discursos racistas tienen un público, un público que los apoya y que los sigue porque están diciendo lo que ellos siempre han pensado”, puntualizó la experta.
Un ejemplo internacional, según ella, es lo que sucedió en Estados Unidos durante el gobierno del expresidente republicano Donald Trump. “El mundo se podía escandalizar por sus comentarios, pero existía un público interno que lo aplaudía porque él representaba lo que ellos estaban pensando. Lo mismo sucede aquí en Colombia”, indicó Arizabaleta.
Si bien el llamado de atención de Cardona se basa en cifras que son verdad, las fuentes consultadas para este chequeo resaltan que el problema va más allá de los números y que todavía faltan muchos esfuerzos para que en Colombia se acabe el racismo.