En Popayán, Barranquilla y Duitama circulan fotos de supuestas alteraciones, sin embargo, por sí solas, no prueban fraude. Otros elementos y documentos son los que se tienen en cuenta a la hora del escrutinio final.
Los días posteriores a las elecciones regionales, a través de las redes sociales, diversos usuarios denunciaron presuntas irregularidades en algunos formularios E-14, los que usan los jurados en las mesas de votación para registrar su conteo.
Entre quienes difundieron este tipo de mensajes estuvieron el representante a la Cámara por el Cauca del MAIS (dentro del Pacto Histórico) Ermes Pete, el excandidato a la Alcaldía de Barranquilla por el Partido Ecologista, Hassán Fares, y el excandidato liberal a la Alcaldía de Duitama (Boyacá) Álex Serrato, quien fue coavalado por el Partido Conservador y Salvación Nacional.
Las denuncias iban acompañadas de fotos de estos formularios que habían sido diligenciados con errores o tachones, pero en muchas de estas pruebas no se evidencían ni la mesa ni el puesto de votación ni el ejemplar del formulario. En este explicador, les contamos qué son los formularios E-14, cómo se diligencian y si estas presuntas irregularidades significan alteración electoral.
Comencemos por lo básico: ¿qué es el E-14?
Es un documento en el que los jurados de votación, en cada mesa, registran los votos obtenidos por cada candidato, así como los votos en blanco, los nulos y los tarjetones no marcados. Esta acta ayuda a consignar la nivelación de la mesa, es decir, ayuda a comparar el total de votantes con el total de votos en la urna.
El formulario E-14 tiene tres ejemplares diferentes para diligenciar: el ejemplar de claveros, el ejemplar de delegados y el ejemplar de transmisión. Estas tres actas son vigiladas por los testigos electorales y son diligenciadas por los jurados al mismo tiempo y con la misma información para luego ser remitidas al destino correspondiente, porque cada una de ellas tiene un uso diferente.
El ejemplar de claveros es el primero y el más importante. Este es el que los jueces escanean, proyectan y consolidan en el software de escrutinios. Es el único de los tres que tiene validez jurídica y, por ende, es el único registro significativo del que se puede alegar fraude electoral.
Se identifica por su color verde y porque se deposita en el sobre de claveros que custodia la Policía. Así es entregado a la Comisión Escrutadora, que a su vez se lo entrega sellado a los jueces.
El segundo ejemplar es el de delegados, el de acceso público, y se identifica por el color vinotinto. Los jurados de votación lo entregan al delegado del registrador para ser escaneado y cargado en la web de la Registraduría y que así pueda quedar disponible permanentemente para la consulta de la ciudadanía.
Por último, el tercer ejemplar es de transmisión y se identifica porque ayuda a la divulgación pronta de los resultados electorales (aunque no oficiales) a los medios de comunicación. Este ejemplar es de color negro y es entregado por los jurados de votación al transmisor con el fin de realizar el preconteo de las votaciones.
La Registraduría tiene algunas especificaciones sobre cómo se debe diligenciar el formulario E-14 para garantizar la transparencia. Entre estas están: marcarse con color negro los números y con color rojo las casillas que no se usan, no realizar asteriscos ni tachones sino puntos y en las casillas donde no se recibió ningún voto conservar los espacios en blanco.
Foto: Caracol Radio
¿Qué pistas nos ayudan a identificar presuntas irregularidades en los E-14?
Para solucionar esta interrogante, hablamos con Camilo Mancera, coordinador del Observatorio de Justicia Electoral de la Misión de Observación Electoral (MOE) y él recalca que hay dos requisitos que se deben cumplir para considerar las irregularidades en los E-14 como presunta manipulación electoral. El primero es que estas deben estar en el E-14 de claveros, o sea, el que se usa para realizar el escrutinio.
El de delegados es el que muchos usuarios en internet usan para denunciar las presuntas irregularidades porque es el que se encuentra disponible en la web, pero este formulario solo funciona para hacer contraste con el de claveros. Por sí solo, no se podría demostrar fraude electoral con él.
La segunda condición es que haya inconsistencias en los cálculos, o sea, que el número de votos que hay en una mesa no concuerde con la suma de los votos que recibieron los candidatos, los votos nulos, los votos en blanco y los votos no marcados. Para entenderlo más fácil, si entre los candidatos se reportan 200 votos pero la urna reporta solamente 150 de estos votos, aquí sí habría motivos para denunciar alteración electoral.
Hablemos de los casos en las regiones: ¿qué pasó con los formularios E-14 en Popayán?
El representante Ermes Pete denunció a través de su cuenta de Facebook presuntas irregularidades en las elecciones territoriales del pasado 29 de octubre en la capital caucana, adjuntando tres fotografías que corresponden a tres supuestos formularios E-14. Sin embargo, en ninguna de estas fotografías se puede ver si es el formulario de claveros, que es el que tendría validez para lanzar esa alegación.
Foto tomada de las redes sociales de Ermes Pete.
Otro punto importante es que tampoco se ve el número de mesa, el puesto de votación o el código del formulario, por lo que no se podría comparar con los E-14 de delegados, que son de acceso público. Por último, en ninguna de las tres fotos adjuntadas por el congresista se puede ver el total de votos de la urna, así que no se podría calcular si hay incongruencias en los formularios.
La polémica por los formularios E-14 en Duitama
Una situación similar ocurrió en Duitama, Boyacá, donde el derrotado candidato Serrato denunció a través de Facebook una presunta irregularidad en el escrutinio de votos. La publicación iba acompañada de un comunicado de prensa en el que solicitaba el acompañamiento de la Personería Municipal y adjuntaba las fotos de dos formularios E-14 donde resaltan los votos obtenidos por el candidato del Pacto Histórico, José Luis Bohorquez López, quien le ganó los comicios por una diferencia de apenas 182 votos (0,32%).
Foto tomada de las redes sociales de Alexander Serrato.
En este caso, en una de las dos fotos con las que el candidato denuncia, sí se evidencia que es el E-14 de claveros. No obstante, si se suman los votos en blanco, los votos nulos y los votos de los candidatos, el resultado sí corresponde con el total de votos reportados en las urnas, así que no hay inconsistencia en el total.
La denuncia de Hassán Fares en Barranquilla
El candidato Fares, a través de su cuenta de Instagram, denunció irregularidades en los E-14 de delegados publicados en la página de la Registraduría. Se trata puntualmente de este formulario adjuntado por el candidato, donde la suma de los votos da 245, pero la urna solo tiene 197 votos reportados y solo 195 votantes en el formulario E-11.
Es importante recalcar que ese no es el formulario usado para el escrutinio, así que no es el ejemplar que tiene validez jurídica. La denuncia tendría que ser contrastada con el de claveros para tener certeza de la alegada irregularidad en la elección.
Captura tomada a un formulario E-14 de delegados publicado en la página de la Registraduría.
La Registraduría, a través de un video informativo publicado en redes sociales, asegura que el software de escrutinio que registra la información de los E-14 compara el número de sufragantes con la suma de todos los votos y, por ello, en caso de existir una incongruencia, el sistema genera una alerta y no permite grabar la información de la mesa hasta que una comisión escrutadora revise los votos.
Cabe recordar que Fares quedó tercero y sus 18.965 votos casi fueron triplicados por el segundo, Antonio Bohórquez, del Polo Democrático, con 52.860 sufragios a favor. El ganador fue Alejandro Char, de Cambio Radical, con 415.632 que representaron el 73,24%.
Antecedentes de esta narrativa
Las denuncias de presunto fraude electoral en esos formularios no son una situación nueva. En las elecciones presidenciales de 2018 hubo las mismas acusaciones tras el triunfo de Iván Duque, situación que motivó a la MOE a realizar un informe donde verificó los escrutinios en un grupo de mesas equivalente al 13% de total y expuso que sí hubo anomalías, pero en los formularios E-14 de delegados, y que estas equivalían al 2,8% de los casos.
En las siguientes elecciones presidenciales, en 2022, cuando ganó el hoy mandatario, Gustavo Petro, nuevamente volvieron estas acusaciones de usuarios a través de las redes sociales, por lo que la Registraduría se pronunció diciendo que los “tachones o enmendaduras no configuran un fraude”.
En las territoriales tampoco es la primera vez que se habla de presuntas alteraciones en estos formularios. Hace poco realizamos un chequeo titulado “Este supuesto formato E-14 con tachones a favor de Galán y Oviedo es inchequeable y no prueba fraude”, en el que explicamos que estos documentos, pese a los signos que apuntaban a una supuesta manipulación, son inchequeables debido a la ausencia de información para contestar las supuestas “pruebas”.
En resumen, a pesar de las denuncias de las supuestas alteraciones, aún no se ha confirmado ningún fraude electoral masivo con los E-14 en las elecciones presidenciales de 2018 ni de 2022, mucho menos al punto de poder cambiar el ganador, y tampoco en las elecciones regionales del pasado 29 de octubre.
Como medida preventiva, la Registraduría Nacional realizó modificaciones en los formularios E-14, agregaron marcas de agua y casillas circulares más grandes que buscan evitar tachaduras en los resultados. Además, se cambiaron los jurados de 5.109 mesas donde hubo errores o posibles irregularidades en el diligenciamiento de los formularios.
La Registraduría adelanta la entrega de las credenciales en los territorios donde el escrutinio terminó. Entre estos, algunos municipios del Atlántico, en Cartagena y en Bogotá. El viernes 10 de noviembre el registrador nacional, Alexánder Vega Rocha, en compañía del presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Alfonso Campo, entregó las credenciales a los 45 concejales de la capital del país y al alcalde electo de Bogotá, Carlos Fernando Galán.