Aunque hay amplia documentación y reiterativos llamados sobre el acelerado efecto del cambio climático y sus consecuentes desequilibrios que ponen en riesgo los sistemas naturales y humanos, no hay consenso para determinar una extinción humana y no hay suficiente evidencia que defina un posible periodo para que esto suceda.
Durante su posesión presidencial, el mandatario Gustavo Petro Urrego, indicó que “la ciencia ha anunciado la extinción posible de la especie humana en apenas uno o dos siglos por los efectos en la salud que traería la crisis climática” (3:52:15).
RedCheq solicitó al equipo de prensa del presidente consultarle en qué fuentes se basó para tal afirmación, pero hasta el momento de publicación de esta nota no ha habido respuesta.
A partir de la revisión de documentos y de los aportes de especialistas en cambio climático, Redcheq califica esta afirmación como discutible porque aunque expertos alrededor del mundo han alertado sobre los efectos del cambio climático en la extinción humana, hay quienes también consideran en el análisis la capacidad de resistencia y adaptación de la especie y, en todo caso, advierten que hay que tener cuidado con pronósticos del periodo de tiempo en el que esto ocurriría.
“El cambio climático podría desencadenar directamente otros riesgos catastróficos, como un conflicto internacional, o exacerbar la propagación de enfermedades infecciosas y el riesgo de contagio. Estos podrían ser potentes multiplicadores de amenazas extremas”, detalla el artículo Climate Endgame: Exploring catastrophic climate change scenarios de Luke Kemp, Chi Xu , Joanna Depledge , Kristie L.Ebi y Timothy M. Lenton, entre otros autores, publicado en la revista académica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). El artículo recuerda además que “el pulso de carbono actual está ocurriendo a una velocidad geológica sin precedentes y, para fines de siglo, puede superar los umbrales que desencadenaron extinciones masivas anteriores”.
El mismo artículo exhibe, entre las investigaciones existentes que han abordado cómo el cambio climático podría conducir a la extinción humana o a una catástrofe global, al libro Our Final Warning, el cual “concluye que un aumento de la temperatura global de 6 °C ‘pone en peligro incluso la supervivencia de los humanos como especie”.
“Si no hacemos algo ahora, definitivamente sí vamos a llegar a un nivel donde el calentamiento es tanto que va a ser incontrolable y va, obviamente, a llevar a la extinción de la especie humana”, sostiene también Erika Amaya, economista con experiencia en temas económicos ambientales e integrante de la dirección de cambio climático y gestión del riesgo del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible. Amaya también explica: “ese cambio climático básicamente se produce por los desequilibrios que le generamos a los ecosistemas. Los ecosistemas tendrían la capacidad de equilibrarse, de hacer sus funciones, si nosotros no tuviéramos tanta presión sobre los ecosistemas, que lo supiéramos usar, que hubiera un equilibrio de uso, no es que no se use, pero como no hay ese equilibrio, hay exceso de consumo, exceso de producción, entonces eso hace que efectivamente el planeta entre en un nivel de estrés supremamente alto”. En este sentido, “vamos a perder animales, vamos a perder ríos, vamos a perder muchas cosas, pero, ¿quién es el que va a perder definitivamente? Pues el ser humano, que es el que está habitando y dependiendo del aire, del agua, de todos los recursos de ese ecosistema”, concluye.
El Panel Intergubernamental del Cambio Climático, IPCC por sus siglas en inglés, es un órgano de las Naciones Unidas que evalúa y contrasta los conocimientos científicos existentes sobre el tema en cuestión. En el resumen para los formuladores de políticas de su sexto informe publicado este 2022, exponen que al corto plazo (2021-2040), de alcanzarse los 1,5 °C, el calentamiento global “provocaría aumentos inevitables de múltiples peligros climáticos y presentaría múltiples riesgos para los ecosistemas y los seres humanos”, considerando que “el nivel de riesgo dependerá de las tendencias simultáneas a corto plazo en vulnerabilidad, exposición, nivel de desarrollo socioeconómico y adaptación”. Mientras, a mediano plazo (2041- 2100), con un calentamiento de 2 °C “los riesgos para la seguridad alimentaria debido al cambio climático serán más severos, lo que provocará desnutrición y deficiencias de micronutrientes”.
En general el informe alerta sobre que “los cambios proyectados en el ciclo del agua, la calidad del agua, los cambios en la criosfera, las sequías y las inundaciones tendrán un impacto negativo en los sistemas naturales y humanos” y en relación con esto “se prevé que los riesgos de enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y los vectores sensibles al clima aumenten en todos los niveles de calentamiento”. Además que este cambio climático “combinado con factores no climáticos, provocará la pérdida y degradación de gran parte de los bosques del mundo (nivel de confianza alto), los arrecifes de coral y los humedales costeros bajos”. De igual manera el informe recalca que “la vulnerabilidad humana futura continuará concentrándose donde las capacidades de los gobiernos locales, municipales y nacionales, las comunidades y el sector privado son menos capaces de proporcionar infraestructuras y servicios básicos” y que “bajo todos los escenarios climáticos y socioeconómicos, las ciudades y asentamientos bajos, las islas pequeñas, las comunidades árticas, las comunidades indígenas remotas y las comunidades deltaicas enfrentarán graves interrupciones para 2100 y, en muchos casos, tan pronto como para 2050”. Sin embargo, no se estima ni la extinción humana, ni un tiempo para la posible extinción.
Miguel Ángel Amézquita, magíster en ciencia ambientales y especialista en cambio climático, explica que “pensar que la humanidad o la especie humana va a extinguirse como se están extinguiendo otras especies, no es del todo descabellado”, pero “hay que tener mesura a la hora de pensar en pronósticos de uno, dos, tres, o cuatro siglos porque realmente la especie humana ha demostrado en el tiempo, y hablo en el tiempo de la escala humana, que ha sido capaz de resistir cambios en el clima, ha sido capaz de resistir catástrofes de orden global” por lo cual “será muy difícil, que la especie se extinga totalmente”, considera.
“Sí habrían unas consecuencias muy graves si no hacemos nada y seguramente podríamos llegar a pensar que la población humana se reduzca drásticamente, a unos niveles incluso que pueda poner en riesgo la permanencia de la especie, pero creo que la especie humana podrá enfrentar el fenómeno de cambio climático”, explica Amézquita. Y detalla que la velocidad del cambio climático supera el ritmo de las acciones climáticas para mitigarlo, por lo que “eso nos lleva un escenario de crisis climática, de una crisis incluso civilizatoria que pone en riesgo la especie humana y sobre todo a los más vulnerables de esa especie humana”, similar a lo expuesto por IPCC.
Amézquita también ilustra que “ya tenemos mucha más ocurrencia de enfermedades cancerígenas en la piel, (...) morbilidad por enfermedades relacionadas con infecciones respiratorias agudas” e incluso “al tener mayor aumento de temperatura y mayor humedad las condiciones de proliferación de virus bacterias y otros organismos se está multiplicando”.
Finalmente, el artículo Climate Endgame es claro al puntualizar que “el cambio climático podría exacerbar las vulnerabilidades y causar múltiples tensiones indirectas (como daños económicos, pérdida de tierras e inseguridad alimentaria y del agua) que se fusionan en fallas sincrónicas en todo el sistema”. Pero en general no hay consenso para determinar una extinción y no hay suficiente evidencia que defina un periodo para que esto suceda. De hecho, por este mismo motivo Climate Endgame insta a la realización de investigaciones sobre “el cambio climático catastrófico” que se centren, entre otros puntos, en la “exploración de las vías desencadenadas por el clima hacia la morbilidad y la mortalidad masivas” y “comprender la dinámica y los impactos del cambio climático extremo a largo plazo”.