Hay quienes insisten en comparar los procesos de paz de la exguerrilla de las Farc con el del ELN. Son organizaciones distintas, por lo cual la negociación va a ser diferente, aunque puede haber similitudes.
La reactivación de la mesa de diálogo entre el gobierno y el ELN ha llevado a muchos a comparar este proceso, que apenas empieza, con la negociación que se realizó con la exguerrilla de las Farc, pero debido a que se trata de guerrillas distintas no se puede esperar que lo que se pacte con el ELN sea una extensión de lo que se acordó con las Farc.
El Espectador recordó hace poco que Pablo Beltrán, segundo comandante del ELN, dijo hace un año: “a nosotros no se nos van los ojos por pedir curules”. También aseguró que “si hay algo que nosotros buscamos, es que sea la misma gente la que haga sus reclamos y plantee la construcción de los cambios”.
Esa alusión de Beltrán a una participación de la sociedad es tal vez la mayor diferencia, de entrada, con el proceso con las exFarc, pues el ELN pide cambios de fondo con la participación amplia de la sociedad colombiana, una solicitud compleja de cumplir por la logística que implica, entre otras cosas.
Iván Cepeda, integrante de la comisión de diálogo con el ELN y senador del Pacto Histórico, le dijo a Radio Nacional que cada proceso de negociación es distinto. “Esta es una guerrilla que tiene una historia muy definida, una identidad política y es sobre la base de esa especificidad que se va a negociar. Tienen una visión de país, una visión de lo que deben ser los cambios o transformaciones que implica el proceso de paz y eso está contenido, precisamente, en esa agenda que vamos a terminar de definir en estos días”.
Darío Villamizar, politólogo e investigador con especialización en acción sin daño y construcción de paz, le explicó a RedCheq que las antiguas Farc y el ELN son guerrillas diferentes en su naturaleza, en sus desarrollos y diferentes en lo que pretenden. “Creo que el ELN tiene pretensiones más volcadas hacia la población civil, que pretensiones hacia el interior de la organización, no veo todavía un ELN buscando favorabilidad en el Congreso para tener X número de congresistas, pero la realidad política indica que quienes se desmovilizan, como en su momento el M-19 o el EPL, buscan favorabilidad política y eso es legítimo”.
Villamizar reiteró como rasgo diferenciador el primer punto de la agenda de diálogos, que es la participación de la sociedad civil en la construcción de la paz y el hecho de que el ELN siempre ha tenido esto como un precepto central en la negociación. Mientras que las Farc querían tomarse el poder, pero no era tan claro para quiénes. “El ELN ha tenido mucho más clara la búsqueda del poder local y en eso ha avanzado, en Arauca, Santander, Nariño ellos han tenido importante presencia en organizaciones sociales e importantes posiciones frente a gobiernos locales”, puntualizó.
Dudas sobre la unidad
Víctor de Correa Lugo, analista de conflictos armados y periodista, explicó en entrevista con Radio Nacional que el ELN tiene un modelo asambleario en el que todo lo consultan entre ellos, motivo por el cual necesitan hacer consultas de lo que se vaya acotando en la mesa de diálogo y asegura que es incorrecto plantear que sea una guerrilla federada, como algunos analistas señalan, pues eso equivale a hablar de división, lo que se según él, no corresponde a la realidad.
En eso coincide Villamizar, quien contó que en 2017, cuando estaban negociando en Quito, él viajó hasta allí y habló con el delegado en la mesa del frente oriental, (que está en la frontera con Venezuela, dirigido por alias Pablito), que es el frente sobre el cual recae siempre la duda sobre la unidad. “Regresé con la sensación de que el ELN es una organización unida, con discrepancias de orden político, como todas las organizaciones y con espacios para la discusión”, precisó.
Lo político y lo militar
Las Farc fue una organización marxista leninista que tuvo durante mucho tiempo orientaciones del Partido Comunista. El ELN no dependió de un partido, siempre se ha definido como una organización marxista, pero abierta a distintas corrientes ideológicas, por lo que ha tenido amplia presencia de cristianos y quizá de otros credos, explicó Villamizar. En el libro Ejército de Liberación Nacional (ELN) Historia de las ideas políticas (1958-2018) se recuerda que por allí pasaron el sacerdote Camilo Torres Restrepo, quien murió en combate a los pocos meses de haber tomado las armas, y tras sus pasos llegaron tres sacerdotes españoles, entre ellos Manuel Pérez, quien llegó a ser el responsable político de la agrupación.
En lo militar Villamizar indica que las Farc buscaron constituirse en un ejército, luego de la conferencia de 1982 le añadieron a la sigla las letras EP (ejército del pueblo), ahí tenían ese norte trazado, mientras que el ELN ha mantenido una estructura nacional menos pretenciosa, o no han tenido la capacidad o la visión claramente señalada de convertirse en un ejército mucho más grande a pesar de que su nombre contenga esa palabra.
Villamizar resaltó por último que una de las grandes diferencias es que los anteriores intentos de negociación habían sido con gobiernos con posiciones políticas contrarias a las de la izquierda.
En el artículo de Razón Pública Negociación con el ELN: la clave es la confianza se señala que “la adopción de instrumentos que, de manera clara y formal, permitan a la sociedad civil monitorear en tiempo real y con efectos sólidos el proceso de negociación puede ser el elemento que garantice el final feliz de los diálogos”.