El senador, que fue parte del gobierno Santos, y ahora hace parte del gobierno de Gustavo Petro habla sobre la gestión de Duque con el ELN y lo compara con su antecesor.
En el podcast A fondo con María Jimena Duzán la periodista entrevistó al nuevo presidente del Senado, Roy Barreras, quién al hablar de la gestión del gobierno Duque en los diálogos con el ELN afirmó: “nosotros, el Gobierno Santos, entregamos el ELN con 1.500 hombres, según cifras oficiales. Hoy son el triple o más, son 5.000, o sea que el gobierno Duque fracasó en materia de seguridad”.
RedCheq contactó a Barreras para saber en qué fuente basaba su afirmación, pero pese a los reiterados intentos, no respondió a nuestros mensajes hasta el momento de la publicación de este chequeo.
Luego de consultar fuentes oficiales, informes de organizaciones no gubernamentales, documentos y expertos, RedCheq califica la afirmación de Barreras como Discutible, pues sus cálculos no se acercan a las cifras oficiales y de fuentes alternativas que encontramos, que además son diversas, pues es un cálculo difícil de hacer. Además, porque tampoco es preciso asegurar que un aumento en el número de hombres de esta guerrilla sea un fracaso en materia de seguridad, pues hay otro tipo de factores que hay que tener en cuenta en ese análisis.
El Ministerio de Defensa, en el informe titulado Política de Defensa y Seguridad PDS calcula que por lo menos 4.000 hombres eran parte del ELN para 2018, año en que terminó el periodo de Juan Manuel Santos. Contactamos a dos integrantes del equipo de prensa de Mindefensa para obtener los datos oficiales sobre la cantidad de hombres de esta organización actualmente, pero no hemos obtenido respuesta.
Para 2019, la Fundación Paz y Reconciliación, PARES, calculaba que el ELN tenía por lo menos 3.000 combatientes luego de un proceso de fortalecimiento y expansión de la organización. En una reciente columna Luis Eduardo Celis, de la misma organización, resalta que “ningún gobierno ha podido derrotar al ELN, quizás lo han disminuido, como pasó durante los gobiernos de Gaviria, Samper y Pastrana, en acción conjunta entre militares y paramilitares. Pero de ese drástico adelgazamiento, en el que pasaron de 5.000 combatientes en 80 estructuras en 1992 a 1.500 combatientes en la mitad de estructuras en 2002, se han venido recuperado de manera paulatina en las dos últimas décadas y hoy pueden estar nuevamente sobre 2.200 combatientes, sin contar con las redes de milicianos”.
En la misma columna Celis indica que el ELN ha perdido mandos importantes, pero ha ganado mayor presencia territorial y, por ende, acceso a rentas. “Sigue siendo un factor de perturbación del cual se habla de cuando en cuando, pero su accionar armado lo sufren hoy comunidades de 180 municipios, en los que hace de Estado paralelo, ofertando seguridad y justicia, no siempre mejor de lo que lo hace el estado colombiano”, señala.
Indepaz, en el informe titulado Los focos del conflicto en Colombia, de 2021, calculaba en 2.450 los hombres del ELN, pero el documento explica que “el incremento de efectivos y de áreas de movilidad no implica un incremento proporcional de capacidad militar o de influencia política e ideológica entre la población. En regiones del pacífico (Nariño, Cauca, Valle y Chocó) a más radio de acción han correspondido mayores disputas armadas con otros grupos; sin embargo las confrontaciones con el Estado han disminuido”, indica el documento.
El informe ¿Qué hacer con el ELN? Opciones ante una derrota militar lejana y un diálogo improbable, de la Fundación de Ideas para la Paz, FIP, explica que aunque el ELN no tiene la capacidad militar con la que contó las FARC, es en la actualidad el grupo armado ilegal con mayor envergadura en Colombia. Según el libro De la guerra a la paz. Las fuerzas militares entre 1996 y 2018, de Eduardo Pizarro, este grupo al margen de la ley debe su supervivencia, en alguna medida, “a la decisión que tomaron las Fuerzas Armadas de centrar más sus esfuerzos en el grupo armado más desafiante para el Estado, las FARC, y no combatir con el mismo ahínco a los “elenos””. Lo anterior, según el mismo libro, redujo la presión sobre el ELN y le permitió a este grupo armado subsistir a pesar de su debilidad”.
No solo es cuestión de número de hombres
María Victoria Llorente, Directora Ejecutiva de la FIP, explicó que después del último intento de negociación con esta guerrilla que se rompió en 2019, “el ELN está más empoderado en algunas regiones y ha ampliado su capacidad militar. Es una guerrilla que tiene un componente binacional muy importante al otro lado de la frontera. Ya no es como antes, que era una retaguardia, sino que ahora tiene un aparato militar ligado a intereses propios de Venezuela que defiende la revolución bolivariana, que tiene campamentos y que, incluso, está compuesta por venezolanos que han sido reclutados”.
Además, señaló que por otro lado, está el tema del involucramiento del ELN con el narcotráfico: aunque insisten en que eso no es así, hay varios integrantes pedidos en extradición. Otro punto, que no es menor, según Llorente, es la situación territorial, donde hay enfrentamientos con distintos actores, con afectaciones humanitarias muy graves, y en donde hay que ver si es posible avanzar en acuerdos humanitarios que han venido pidiendo las poblaciones en distintas zonas.
Por último, Jorge Restrepo, profesor asociado de Economía en la Universidad Javeriana y director del Centro de investigación y estudios sobre conflictos armados, violencia armada y desarrollo, Cerac, indicó que “no se puede juzgar los resultados de una política de seguridad de un gobierno en ningún caso con una estimación del número de hombres y mujeres en armas, precisamente porque es una métrica muy imprecisa de inteligencia que no sirve ni siquiera para planeación de operaciones. Lo que es importante es utilizar otros tipo de métricas como la de si el ELN está dejando de hacer acciones violentas, lo que aplica para cualquier grupo armado”.